Una lección que no aprenderé:
Las relaciones entre amigos , o amantes, son muchas veces comerciales.
Se intercambian placeres, servicios, incluso cosas como la inteligencia, o la astucia, sin son vividas como algo que se "tiene". Lo mismo que se intercambian mercancías.
Allí nada es verdad, es la ley de la oferta y la demanda: el más rico se engríe, el más pobre se humilla y se prodiga, y cuando el intercambio deja de ser provechoso para una de las partes siempre se puede romper relaciones y que te den...
No la aprenderé porque tiendo a fiarme de las personas.
Dice Emilio Duró que hay gente que tiene la cara que se merece. Yo creo que no, eso es una gansada. Podría nombrar ahora unas cuantas personas con cara de buenas personas que son unos perfectos miserables, con las venas heladas, sin ninguna compasión por nadie.
Por ejemplo, ese que me dijo: "fíate de mi palabra, Suso: vale más que mi firma .Como comprenderás, lo que te digo no lo puedo poner por escrito...".
Tenía cara de buena persona, y le creí. Pero me dio gato por liebre , conociendo mi ingenuidad, y firmé mi baja voluntaria.
Y la vida sigue, para él, y para mi.