"La bestia" el tren de carga al que se suben emigrantes ilegales para llegar de México a Estados Unidos. "El tren de la muerte", "El devoramigrantes", son muchos los nombres que le han puesto a ese tren que cruza México de sur a norte y en el que los pobres del mundo son robados, violados, secuestrados o asesinados.
No son pocos los que creen que maquinistas y encargados de los cambios de vías están compinchados con las Maras y los narcos que los asaltan. Que ellos son los que bajan la velocidad del tren en determinados tramos o avisan de los horarios de salida de los convoyes.
La vida, otra vez. No son los ríos que van a parar al mar, es "La bestia".
La desesperación. Hombres y mujeres que no tienen ni para pagarse un billete de autobús con el que atravesar México. Son vulnerables, débiles, de una candidez caperucítica, y tienen miedo. Para los narcos y las mafias son un objetivo fácil. Ilegales en un tren de carga, es decir, mercancía a la que robar o secuestrar para extorsionar a las familias. ¿Quién los va a reclamar si los matan y los tiran del tren en marcha?
La mayoría de ellos son indocumentados , para evitar ser deportados si los detienen.
Bastantes de ellos serán un cadáver más en una fosa común de las cunetas cercanas a los raíles.
Todos se repiten la misma frase en su interior: "No te duermas, sobre todo no te duermas"
Nuestras vidas son los trenes que van a la Estación Central . Correr un poco en paralelo hasta ponerte a la misma velocidad que el tren y entonces saltar a la escalerilla del vagón procurando que la inercia que provocan las ruedas de acero no te succione. Centenares de mujeres y hombres han fallecido o han sido amputados de esa manera. Es el tributo que se cobra la Bestia. Conviene que muera uno para que se salve el pueblo.
Cada año 140.000 ilegales cruzan los casi 600 kilómetros de frontera con Guatemala para entrar en el país azteca y se estima que unos 50.000 suben a la Bestia. Llevan una mochila con algo de ropa y comida, una mochila pequeña. Llevan en el rostro la incertidumbre de un viaje largo, peligroso e incierto. Van cabizbajos, como queriendo pasar desapercibidos. O quizás están perdidos en sus propias dudas. Muchos de ellos no llegarán a su destino. Se los tragará la Bestia, o acabarán trabajando a las órdenes de los narcos, o serán explotadas por las redes de tratas de blancas que las moverán de prostíbulo en prostíbulo. Ninguno sonríe. ¡Dios qué triste es la vida !
La vida para algunos es un viaje en La Bestia . Con sus estacione y cambios de vía, accidentes, caídas sorpresas y profundas tristezas en…
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EL JUICIO FINAL
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EL JUICIO FINAL
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