«Se dice que Dios es invisible. Y alguien me lo ha planteado alguna vez como objeción; yo le pregunté si había estado en un escenario de teatro, y le expliqué que, desde la escena, no se suele ver nada del espacio ocupado por los espectadores. A pesar de hallarse allí cientos de espectadores, uno sólo percibe una especie de gran agujero negro, pero sabe que está actuando ante el público.
Lo mismo sucede con el Señor. El gran Espectador está sentado en su palco, tú no sabes dónde, no puedes verlo. Pero sabes que está allí. "Entiende ante quién estás", dice la Torá. Asume tu responsabilidad de igual modo que el actor representa su papel». (Victor Frankl).
Y también, añado, asume que estás junto a otros actores.
Actuemos de tal manera que el Gran Espectador pase un buen rato viendo nuestra vida. Es seguro , eso lo sabemos, que nos observa con ojos de padre, que , quizás, a veces mire para otro lado, o exclame "¡joder qué tíos!".
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