"El deseo de luz produce luz.
Hay verdadero deseo cuando hay esfuerzo de atención.
Es realmente la luz lo que se desea cuando cualquier otro móvil está ausente. Aunque los esfuerzos de atención fuesen durante años aparentemente estériles, un día, una luz exactamente proporcional a esos esfuerzos
inundará el alma.
Cada esfuerzo añade un poco más de oro a un tesoro que nada en el mundo puede sustraer".
Cada esfuerzo añade un poco más de oro a un tesoro que nada en el mundo puede sustraer".
Simone Weil
Muchas veces, ante situaciones donde el barco de mi vida se iba a las piedras , he repetido como un mantra una serie de frases que hoy sé que actuaban de un modo medicinal.
Es verdad eso de que "el deseo de luz produce luz".
Yo deseaba no ser de la forma de ser que me llevaba a callejones sin salida. Muchas veces era algo enfermizo.
Eran frases cortas que decía en voz alta, y que aún digo, cuando estoy desorientado, errático, en el desvarío. Siempre eran de un tono positivo, esperanzado, sabiendo que , de una manera que desconocía, llegaría la luz.
"¡Madre mía, en qué lío me he metido!" era una de ellas.
"Señor, ¡hace mucho que no hablo contigo de verdad!, ¡tenemos que hablar!"
!¡Pero qué mal, qué mal!".
"¡Sácame de ésta!".
Todas iban en este sentido.
Después, pasa el tiempo, echas la vista atrás, y "aunque los esfuerzos de atención fuesen durante años aparentemente estériles,un día, una luz exactamente proporcional a esos esfuerzos inundará el alma".
No hay comentarios:
Publicar un comentario