Para estar conmigo no necesitas saber mucho sobre mi, ni siquiera tener algo que decirme. Tampoco necesitas quererme. Yo sé lo que necesitas antes de que me lo pidas.
Hace mucho que no hablamos, muchísimo y, sin embargo, soy más íntimo a ti que tú mismo.
Estás lleno de ruidos. Dentro de ti siempre estoy bien, aunque algo incómodo. Es un raca raca , un no parar de que si tal, que si cual, que si esto, que si lo otro, que si ...
Has entrado a esta iglesia y me miras en el Sagrario ,y no me ves. Yo sí te miro, y me gustaría darte la paz que buscas.
Aunque en mi te mueves, existes y eres, en la calle, en tu casa, dentro de ti, aquí, en el Sagrario, estoy de un modo maravillosamente misterioso y real. Tú no lo percibes. Estás allí, arrodillado, mirando este sagrario. Estás ciego.
Pero yo sí te miro. Y soy todo el amor que deseas, los libros que puedas leer, los maestros que te puedan enseñar, la alegría que puedas alcanzar, todos los paisajes que sueñes...y simultáneamente no soy nada, soy la pobreza , la sencillez, la boca desdentada, la mano tendida, la canción de cuna,.
No entiendes nada, lo sé. Te veo desnortado , perdido, con ganas de quererme.
No te preocupes.
Estoy cerca, muy cerca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario