domingo, 23 de agosto de 2015

BUSCANDO

Ando por un bosque cerca de Simancas.

Al amanecer es algo mágico. Es la fresca de esas horas, siempre acompañada de una brisa que anuncia el día. Es la luz que transforma lo que toca con sus dedos: el campo segado, los pinos, los surcos , la senda sinuosa.

Ves, pero también escuchas- Y los sonidos son de aire, de conejos que cruzan asustados el camino...luego vendrán las chicharras, que en agosto son estrepitosas.

Escucho un CUCU cantar.

Tiene gracia. Recuerdo una canción que cantábamos en casa de bien pequeños, y que aún cantamos en las reuniones familiares, la última hace pocos meses.

Es una de nuestras favoritas.

La canto mientras ando:

Patito patito, color de café

Por qué estás tan triste quisiera saber.

Perdí y a mi patita color de café

Por eso estoy triste , y muy triste estaré.

En el pinar, junto a la martes

Resuena el eco de un cantar

El Cúcu cantando está

Cucú, cucú, cucú.

¡Escucha, es una preciosidad!

Cualquiera que me viera pensaría que estoy loco.

Es mi infancia: el que ha cantado en familia en un coche, o en casa, o regresando de no se sabe dónde, sabe de qué hablo.

Si no: me tomarás por loco.

Mira la naturaleza que te rodea, mírala bien y escúchala. Allí, el cuclillo; en los árboles, multitud de pájaros…. ve a saber cuáles…, piando y trinando, los grillos en la hierba, el viento pasando entre las hojas. Un gran concierto que vive su vida, completamente indiferente, ajeno a lo que me sucede, a la muerte que estoy esperando. Las hormigas no dejan de caminar, los pájaros cantan a su dios, el viento sopla.

¡Qué lección! Por eso estoy sereno. Desde hace meses, dentro de mí hay un foco de alegría que irradia en todas direcciones. Tengo la impresión de no haber sido nunca tan ligero y feliz.

Y si me preguntas: ¿Cómo estás?, te diré: Estoy buscando.


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