domingo, 6 de septiembre de 2015

UNA MIRADA.

 - «Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti.»

- «¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.»

Pedro le  niega , y canta el gallo. Entonces el Señor se volvió y miró a Pedro (Lc 22, 61). Éste,  saliendo afuera, lloró amargamente (Lc 22,62).

Bach en la Pasión según san Mateo lo reza  de una manera  conmovedora: Compadécete, Dios mío. A mis lágrimas vuelve tu mirada . Corazón y ojos lloran ante ti amargamente. Compadécete.

En Alemania se sigue  la costumbre de no aplaudir al terminar las tres horas de oración escuchando esta  maravilla.

Uno  se  imagina  esa  mirada de Jesús a Pedro  desconsolado  y sabe  que  hay  , siempre, una  salida, pase  lo que pase.


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