En el libro de Jorge Bergoglio y Abraham Skorka, titulado " Sobre el cielo y la tierra "
Cuenta Skorka : «Se había producido una inundación, y un hombre quedó parado en el techo de su casa pidiendo socorro. Enseguida llega una canoa a rescatarlo y él se niega a subir. “Yo me quedo acá porque Dios me va a ayudar”, le dice al que remaba. Al rato aparece una lancha de los bomberos para salvarlo y otra vez no se sube: “De ninguna manera, yo me quedo acá porque Dios me va a salvar”, repite. Más tarde llega al rescate un helicóptero de la policía, pero se niega a subir utilizando la misma frase: “Dios me va a salvar”. Finalmente, el hombre muere y cuando llega al cielo le reclama a Dios: “¡Por qué no me ayudaste y me dejaste morir!” Dios se enoja: “¿Cómo que no te ayudé? Te mandé una canoa, una lancha, un helicóptero y no aceptaste”».
¡Cuántas veces no sabemos interpretar los signos que Dios nos envía, o que no nos envía de la manera que nosotros reclamamos!
De chaval, y no tan chaval , pedía auténticos milagros, de una naturaleza sobrenatural espeluznante (recuerdo demandar aprobar cinco asignaturas en la convocatoria de septiembre sin pegar golpe en todo el verano). Pasa el tiempo y caes en la cuenta que se te concedió mucho más de lo que deseaba..,.
Fui expulsado de los jesuítas y , a cambio, como favor del Rector , era del mismo pueblo de mi madre, me aprobaron todas las asignaturas. Por esa razón , me matricularon en Montearagón.
Y ese cruce de caminos cambió el rumbo de mi vida.
El milagro que se produjo fue otro: más grande, sin duda.
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Hablando de milagros: todo depende de la perspectiva como se vean...para las langostas que estaban en la pecera del Titanic lo que sucedió fue un milagro.
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Hablando de milagros: todo depende de la perspectiva como se vean...para las langostas que estaban en la pecera del Titanic lo que sucedió fue un milagro.
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