Desconfío de lo que necesita explicarse lejos de la sencillez.
No creo en el derecho canónico, que encierra en normas, cánones , leyes, disposiciones, y artificios la vida de los hombres, su fe, sus costumbres, sus amores, su libertad.
Tanta rigidez hace legal el mismísimo pecado mortal, o sea, que sigues muerto, pero hacemos como que estás vivo.
El Código de Derecho Canónico es una mentira que basa su ordenamiento en la ficción y en la moral inventada, pues muy pocas veces apela a la Escritura como norma de interpretación. Es más, se dice que si no estás en el Código, no existes.
Falso: es en el Evangelio donde hay que estar.
Así, en el matrimonio, el código es una falacia, un tinglado, un negociado donde muy pocos conocen la verdad: bien casados en la Iglesia hay un puñadico.
Urge volver a empezar este camino de legalidades espúreas. Estamos ante un queso con demasiados agujeros. Ya lo dijo aquel: una cosa no es justa porque sea ley, sino que es ley porque es justa.
A este Código le sobra mucha grasa, mucho maquillaje a la señora, mucha burocracia, y muchas maneras.
Pero, en fin, es sólo una opinión.
Querido Suso, iba a contestar pero mi licenciatura y doctorado en derecho canónico no me ha dado materia y no se que decir... Pero me suena raro. Hay q ir mas a la playa.
ResponderEliminarAyer hablé con un licenciado y doctor en derecho canónico...este eliminaría medio Vaticano, personal incluido
ResponderEliminarEs un montaje.
Manana a la playa
Un abz
Ayer hablé con un licenciado y doctor en derecho canónico...este eliminaría medio Vaticano, personal incluido
ResponderEliminarEs un montaje.
Manana a la playa
Un abz
Yo también fui a la playa, y no me dio tiempo a pensar en eso
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