Un simple vestido de fiesta (CHRISTIAN BOBIN)
"Tal vez no sepamos rezar como se debe: siempre demasiado ruido en nuestros labios, siempre demasiadas cosas en nuestros corazones.
En las iglesias nadie reza salvo las velas. Ellas pierden toda su sangre. Consumen toda su mecha. No se reservan nada para ellas, dan todo lo que son, y ese don pasa a ser luz. La imagen más bella de la oración, el lento desgaste de una vela en una fría Iglesia".
Mi dolor es no poder hablarte, ni saber si estás aquí, ahora, y si eres capaz de interpretar en mi forma de mirar silencios que te aman.
Tengo la intuición de una certeza, un pequeño amor imaginado, hecho de segundos que robé tu corazón, y tú sin darte cuenta.
Rozo en el agua tu reflejo, tu brasa encendida casi beso, siento el torbellino de tu viento que juega conmigo y no te veo. Mi vela tu fuego ha deformado, derretida su forma de antaño, parece que llora una espera, lágrimas de ayer que me sueldan.
Y no me olvido de las cosas pasadas, que unas se amontonan sobre otras, lágrimas soldadas del ayer por tantas cosas sin hacer, o rotas.
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¡Hay premio para el/la que me encuentre en el ciberespacio!
Si que era bonito, verlas y olerlas consumirse y no esas cosas tan asepticas que han puesto que parece que te van a decir con voz de lata "su vela por tres horas, esta maquina no devuelve cambio gracias"
ResponderEliminarprecioso!!!
ResponderEliminarComo de cera somos... Unos más que otros.
ResponderEliminarY ¡cuánto nos cuesta reconocerlo!