En la Galería Doria Phamphili , cerca de Vía Corso, en uno de los viajes que hice al UNIV , me encontré con el retrato del Papa Inocencio X pintado por Velázquez.
Me impresionó muchísimo. Esa mirada desconfiada, solitaria, recelosa, escéptica, entre maligna e inteligente.
"Tropo vero" dijo el Papa cuando se observó en el cuadro. Toda el alma de ese hombre queda al desnudo , y quizás ni él mismo supiese el abismo al que se asomaba al verse retratado: como si tuviese el alma en cuclillas con un algo atravesado.
Inocencio nos dice algo sobre nosotros mismos. Sus pupilas son espejos donde te reflejas y te escondes. Parece que te dice "no eres el que pareces, como yo tampoco lo soy: los dos tenemos mucho que esconder en el lado oscuro de nuestra alma".
Es un retrato que te hace dudar, obligándote a reflexionar sobre la condición humana. Y temblar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario