lunes, 14 de diciembre de 2015

LA PELOTA.

A  veces  parecemos  mascotas  al  servicio  de nuestras  propias  neurosis, que nos  gustaría  pensar que son  Dios. Pero  Dios no está allí.

Son las  creencias  que nos han impuesto.

Nos  entretenemos  royendo  un hueso  de plástico  que  el amo  lanza  una  pelota y  siempre se la devuelve  con la boca. Da  lo  mismo que la  mascota sea rebelde, apacible, nerviosa, o de  esas que al llegar a casa le huelen los genitales  a  los invitados.

Si  te  han conseguido educar bien te dirán siéntate, y  te sentarás, dame  la patita, y te la darán, al suelo, y te irás al suelo.

Un  día  es posible  que caigas  en la cuenta  que no has hecho nada  por ti mismo, y que estás donde estás   porque  eres    una  buena mascota.

No pasa nada: ese día lo  único  que tendrás  que hacer es no ir tras  la pelota.


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LA BARULLA UN COMODORO

4 comentarios:

  1. El primer párrafo da mucho que pensar. La vida consiste en aceptar nuestras limitaciones, y en el campo del conocimiento tenemos ilimitadas limitaciones.
    A veces pienso que el único argumento para obrar mal es pensar que no existe Dios y por lo tanto hacemos el primo si "nos perdemos algún placer ilícito" porque nadie nos lo recompensará.
    Hay que recurrir a aquello de "aunque no hubiera cielo yo te amara y aunque no hubiera infierno te temiera".

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  2. Tal vez lo que nos inculcaron fue una manera de vivir a Dios que ha dificultado esa paz que se puede llegar a sentir en Dios que es Libertad, Amor, Belleza... La gratuidad del Amor, el vértigo de la Libertad, la sacramentalidad de la Belleza...

    Sólo pensarlo un instante, permite percibirlo abstrayéndose mientras se observan cosas tangibles que tienen estas características y nos rodean. Pero...que complicado a veces conseguir observarlo

    Buenas noches

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