Van Gohg pintó sus zapatos, que son otro autorretrato.
También tus zapatos dicen mucho de ti.
Los zapatos están hechos para vivir emparejados. Después, con el uso, el izquierdo tiene sus juanetes, el derecho la forma curva de tus genuflexiones , que pueden ser de orar , o de besar los pies de tus amos.
Tus zapatos lloran al recordar que un día calzaron a aquel niño que daba saltos al ir al colegio , que jugaba al fútbol en un patio infestado de niños , y un cura que se recogía la sotana . Zapatos que trepaban a los árboles, que daban patadas a las latas de la calle , de regreso a casa, cuando aquella chica te dio calabazas
Los zapatos de aquel chico enamorado que los frotabas al pantalón para ir al Wellington.
Zapatos de aquel joven con alma de mártir que entrega su vida a un ideal que le hizo pasar noches de rodillas. Zapatos de aquel hombre enamorado que paseaba horas y horas dela mano de una mujer que tenía estrellas en la mirada.
Zapatos de un hombre en paro que va pisando charcos y charcos , y regresa a casa a cenar pan con lagrimas. Zapatos de aquel anciano que no puede atárselos y su mujer se arrodilla para calzarlos.
Tu biografía son tus zapatos, tu retrato, tu espejo. Todo comenzó con esos patucos que te compró tu madre, y siguió con esos primeros pasos balbuceantes. O aquellos que dejaste en el salón de casa la noche de Reyes.
El alma , cuando te agachas para ponerte los zapatos, también se abaja, y queda atrapada en ellos. Uno siempre es responsable de los zapatos que calza.
En tu memoria , aunque no lo sepas, están todos los zapatos que has llevado: los indómitos, que te hicieron llagas que no has olvidado, los flexibles, los dóciles, los que tuviste que tirar porque eran de muy mala calidad: así fueron , según las etapas de tu vida.
Ayer por la noche vi un hombre hurgando una papelera con un zapato en la mano buscando con ansia el otro par. A veces pienso que la felicidad consiste en la inminencia de alcanzarla y en la certeza de no conseguirlo nunca.
Ayer por la noche vi un hombre hurgando una papelera con un zapato en la mano buscando con ansia el otro par. A veces pienso que la felicidad consiste en la inminencia de alcanzarla y en la certeza de no conseguirlo nunca.
¡Ojalá encuentres ese zapato y que tengas una historia con ellos que valga la pena!
No hay comentarios:
Publicar un comentario