domingo, 7 de febrero de 2016

EL AZAR

El azar gobierna nuestras vidas de una forma mucho más importante de lo que pensamos, aunque la mayoría de la gente se resiste a aceptar esta idea.   

Ludwig Wittgenstein  decía que encajamos todo lo que perciben nuestros sentidos en un molde predeterminado por nuestro cerebro. Pero las cosas no suelen ser como parecen en muchas ocasiones. Aunque hay quien se dedica  a  tatuar en la nuca de nuestra infancia creencias  absurdas.

El ser humano necesita explicar los fenómenos que no comprende . Esa es la razón por la que  establecemos  pautas de comportamiento que suelen ser puramente ilusorias. Por ejemplo, un individuo invierte sus ahorros en la Bolsa y luego se arruina. Se entrega a Dios en una vocación de por vida   y abandona el barco a los 20 años.  Otro se casa enamorado, y se separa  de  regreso  del viaje de novios. Confía en el diagnóstico de un médico, que más tarde se demuestra que es erróneo.

En general, percibimos las cosas como creemos que son y no cómo realmente son cuando se trata de asuntos complejos, que afectan a nuestra vida. Nos engañamos . También es extensible al mundo de lo físico: decimos que el cielo es azul, pero en realidad el color es una longitud de onda.

Casi todo lo que nos sucede en la vida es imprevisible. Hagamos el simple ejercicio de situarnos en nuestra niñez y luego en el presente. ¿Era predecible el desarrollo de nuestra existencia?. ¡Cuántas familias que han diseñado el futuro de sus hijos están ahora cenando su pan con lágrimas!

Se me dirá que este argumento es un sofisma porque el hombre es el resultado de su herencia genética, su familia, su educación y su entorno. Es cierto que todos estos factores son esenciales, pero también son puramente aleatorios. ¿Por qué, si no, dos hermanos pueden ser totalmente distintos?

Muchos accidentes  están motivados por una sucesión de hechos azarosos que desembocan en la catástrofe. La alteración de uno de los factores de esa secuencia habría podido evitar el fatal desenlace.

Desde niños, hemos sido educados en el principio de causalidad y en la idea de que todo lo que sucede a nuestro alrededor es explicable de forma racional. Desde Platón a Hegel y Marx, los filósofos han analizado los fenómenos individuales y sociales como el resultado de unas leyes universales.

Este determinismo histórico nos ha cegado sobre lo esencial: esa presencial del azar.

Somos, en buena medida, un producto del azar y eso es lo que convierte en tremendamente vulnerable al ser humano. Pero es el azar también el que hace que la existencia humana sea una aventura singular e irrepetible. 

Lo que da miedo, y vértigo, es  pensar que  nuestra conciencia sea también un producto del azar.

Todo es vértigo  si se mira desde este punto de vista.


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AQUÍ:LA BARULLA: LA GRANJA DE MORERUELA.

3 comentarios:

  1. Yo lo veo un poco diferente. El azar afecta un 20% de nuestra vida y el otro 80% lo decidimos nosotros. El azar es responsable de los grandes éxitos y los grandes fracasos, pero la mayoría podemos llevar una vida normal si nos esforzamos un poco, en la línea de nuestros padres.
    Otra cosa es que somos limitados y no elegimos el entorno. Pero sí elegimos como nos enfrentamos al entorno: "Pequeño mundo soy yo y en eso fundo, que siendo señor de mí lo soy del mundo".
    Y otra cosa es que la precariedad laboral de hoy (soy lo que hago) nos pone de los nervios y es responsable de que percibamos el mundo como un lugar peligroso. Hay que intentar pensar que hay más opciones, más oportunidades. Pero poder elegir también nos pone de los nervios.

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  2. Me gustó eso de no elegimos el entorno,pero sí como enfrentarnos al entorno.

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  3. Me gustó eso de no elegimos el entorno,pero sí como enfrentarnos al entorno.

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