Escucho cerca de casa la chiquillería que juega en el patio de un colegio vecino. Es lunes. Hace frío , pero es un frescura limpia, glacial , recién lavada.
Escribo desde la sala de estar y esas voces suenan a manantial muy claro que cruza la calle y se pierde en el parque. Nada hay tan cercano y que a uno le lleve tan lejos.
El sonido de la niñez , el bullicio de los recreos.
La bata de rayas blancas y azules , con un cinturón que te atabas por debajo del vientre . El perfume de aquellos lápices Alpino. La goma de borrar con olor nata . O el estuche del compás. El suelo de la escuela recién barrido con serrín.
Los cuadernos que contenían las odiosas tablas de multiplicar. La Enciclopedia que contenía las primeras nociones del sentido moral. Y el recuerdo de un niño torpe que se guiaba con el dedo para leer con esfuerzo textos que no comprendía. ¡Dios, si viese ahora a ese profesor me pondría de rodillas!
Dice el poeta: "qué sucios íbamos entonces, pero qué limpios éramos".
Nunca he rezado como en aquellos año. Si quieres alcanzar la felicidad vuelve a esos años, aspira la goma de nata.
Mientras, se recogen las coles, berzas y , acelgas, escarolas, lechugas, rabanitos, nabos y puerros.
AQUÍ:LA DEL PANDERO
No hay comentarios:
Publicar un comentario