martes, 2 de febrero de 2016

UN TROZO DE VIDA.

Soy hijo de  unos padres carrozas  . Fui un penalti , probablemente  fruto de una cogorza  de  mi padre .

Una de sus  gracias era decir  que yo fui  concebido  porque violó a  mi madre una noche  que llegó  beodo a casa.

Les recuerdo a la gresca  diaria , y  con buena apariencia exterior. Me llevaron a un colegio religioso  porque era donde los jefes de  mi  madre llevaban a sus hijos.

"En ese colegio  tus amigos  te colocarán en  la vida", decía mi madre.
  
Mis padres  rompieron el día  que decidieron no sacudirse más. Recuerdo los silencios que  como una nevada densa se formaban en casa. Yo  me refugié en  el  ambiente de un club juvenil donde iba  con los amigos de clase por  las tardes  a hacer actividades, a estudiar. Allí no escuchaba los  golpes secos en los tabiques, los  chillidos de rata de  mi madre .

Mi padre , lo he visto después, era un celoso. Y mi  madre  le daba  motivos. 

Después de la borrasca, los domingos, mis padres  salían de casa cogidos del brazo, conmigo requetepeinado. Íbamos a Misa a la iglesia que frecuentaban nuestros amigos , saludaba con exquisita cortesía a los vecinos ,  tomábamos  el aperitivo y regresábamos al hogar con un kilo de pasteles. 

El lunes,otra vez follón. Yo  me despatarraba   en la alfombra  viendo la tele mientras oía el estruendo de cosas que  se rompen y  gritos  aterradores. Me había acostumbrado a abstraerme en medio de las alambradas. Como en la película Senderos de gloria , escuchaba a mi padre cruzar territorio enemigo silbando blasfemias como Kirk Douglas con el silbato en Senderos de gloria.

Tampoco me  impresionaba escuchar a  mi madre verla en camisón y amenazar con tirarse  por  el balcón.Nunca lo hizo. O aquel día que vi a mi padre masturbándose  en el baño.

Un día  dejaron de  pelearse y pocos años después,  era gente con estudios, decidieron separarse.. El asunto fue bastante bien a la hora de repartirse los enseres. Para ti, tal, para mi cual, que si eso para mi, que si eso otro para mi... animados.

Hasta  que llegué yo. No creo que me quisieran mucho. En realidad era un problema de egoísmo atroz. Volvieron los gritos  por mi culpa:  mi madre  puso el instinto de de leona sobre la mesa y lanzó al aire un rugido salvaje  que tembló la casa:

-Al niño lo ha parido yo.

-¿Y el espermatozoide, de quién era?

- Si te lo digo  te  mueres

Un día  me preguntaron que quería yo. Creo que contesté  que me dejaran en paz.

Se divorciaron cuando yo tenía trece años y muchos granos en la cara. Mi padre se fue aprovechando que mi madre estaba en un viaje de trabajo . Mi padre no quiso hacer una escena al abandonar la casa. Metió en la maleta el último calzoncillo y, con la naturalidad de un comercial  que se va a  Aranda  de Duero , atravesó el salón  saltando por encima de mi  que estaba  echado en la alfombra , me dio un beso en la frente, me dijo que vendría  el sábado  a buscarme, y me  puso  un dinero  en la  mano.
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- ¡Vaya!, ¡ya estamos en Lérida!- aquí bajo.

- Pues sí  que  se ha hecho corto el viaje...y me deja  cuando estaba  más interesante.

- Como  me dijo que había sido profesor del  Terraferma...



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