Alma mía, como en el Erbarme dich, mein Gott de la Pasión según san Mateo .
(ten piedad de mí, Dios mío,
advierte mi llanto.
Mira mi corazón,
mis ojos que lloran
amargamente ante Ti.
¡Ten piedad de mí!
Yo quisiera que fueses esa voz cantada que se aferra a mi alma, como lágrimas que piden un perdón que no merezco desde las que se remansa la canción de cada día.
Camino atento hasta llegar donde el eco del contralto se adorna con el violín y la orquesta, y allí me recojo sobre mí mismo a un ambiente de extraordinaria belleza, y vuelo , poco a poco, sin prisas, a la espera de la voz que inicia la humilde plegaria
Hasta que te das cuenta de que esa canción eres tú mismo, entonces la vida como un pañuelo viejo se despliega ante ti, escuchas la brisa y tu voz de niño , el cansado toser de María , los vencejos que vuelven , y las primeras palabras de amor, y aquel beso en el que dabas el alma vestida de violetas cerrando los ojos por si te morías delante de un espejo por donde iba y venía una sonrisa.
Escuchas un eco lejano en tu interior .Perdiste la vida sin saber que la vida ya no vuelve, nunca, jamás.
María , tu madre, te acaricia La vida misma es el eco de ti andando .
Y ahora sabes todo lo que hay que saber. Y Ella te susurra: nunca supiste lo que hacías.
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