Muchas veces pensé y aconsejé que la oración cambiaba los planes de Dios. En mi estupidez creía que Dios terminaría por ceder a nuestros planes.
Tenía muchos problemas y , sinceramente, pensaba que era prueba de mi buena voluntad el pedir ser curado de mis enfermedades. El evangelio está repleto de tipos como yo que lloran y suplican por su sanación.
Hoy sé que sólo debo confiar y descansar en Él.
Lo demás no importa nada. Estuve perdiendo el tiempo , pero aún no es tarde.
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