Y cuando te vi , me quité la gorra para llenarla con las flores que traías en tu regazo, y te canté "Morenita" .
Hoy, después de tantas canciones , de tanta emoción epidérmica , las flores se marchitaron y están solamente en la memoria de un sueño, mecidas por una brisa tibia, que también era sueño, y pesadilla.
Imaginaba que había tenido los años como girasol dorado en las manos, en el corazón, en las palabras, en la mirada—En los ojos también, sí, con los que medía el talle de tu figura y la carrera de las estrellas que me llevaron hasta tu puerta.
Pero no lo supe entonces.
Ahora que por última vez sueño que escuchas al búho en el nogal, con la gorra de pana en la mano y los huesos solamente calentados por los recuerdos, —¡oh hondo pozo que me reflejas desde el brocal , vida exprimida del corazón , violín sin cuerdas!— la perdida juventud vuelve a cantar al ver tu mirada en ese cuadro.
Estar cantando más allá de mi, del mar, del mar de espigas . Aún cantando, ¡tantos años después!, "La Morenita".
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