Te vi dormido , y me chupaba el dedico , tan feliz, mientras la noche imponía silencios de insomnio
y escuchaba los lloros infantiles de mujeres y hombres muy ancianos. Todos tenían miedo de la oscuridad del pasillo donde Dios apagó la luz .
En la esquina descascarillada de los años , los recuerdos me asaltan.
Podría recordar la mirada de mi madre, la ternura de mi padre, las pupilas verdes de tus ojos , y esa loca alegría con la que ando desde que soy un niño
Duermo feliz chupándome el dedo gordico, y lloran los niños grandes en las oscuras habitaciones donde Dios apagó la luz del pasillo.
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