El Síndrome de Solomon consiste en que la presión social nos lleva a decir y hacer cosas ajenas a nuestra voluntad por el deseo de ser aceptados en el grupo y en especial por miedo.
¿Miedo a qué? A destacar, a ser diferentes a los demás, a la crítica, al rechazo, a la envidia, a no ser aceptados, al ridículo.
No vale la pena ser así. Acostúmbrate a decir siempre lo que piensas. No te cortes.
Conozco algunos, y no son pocos, que se mueven en el mundo de lo políticamente correcto. Son previsibles. Defienden en voz alta y delante de los demás argumentos opuestos a sus propias creencias simplemente porque otros lo han hecho antes, o por no cantar.
¿Pero por qué motivo alguien preferiría no destacar en algún campo en el que es bueno? : por no despertar envidias, por pasar desapercibido, por timidez, por problemas de autoestima, por miedo al que dirán.
El miedo que se esconde por la posibilidad de ser criticados es el mismo miedo que nos impedirá alcanzar el éxito. Es el famoso "que no te saquen cantares que aquí nos conocemos todos".
Mucha gente cree que su valor como personas depende de cómo nos vean los demás.
Me encanta la fábula de la luciérnaga y el sapo de Juan Eugenio Hartzenbusch porque de una manera muy sencilla y didáctica es capaz de describir cómo la envidia por lo que hace diferente y especial al otro llega al extremo de querer acabar con él:
En el silencio de la noche oscura
sale de la espesura
incauta la luciérnaga modesta,
y su templado brillo
luce en la oscuridad el gusanillo.
Un sapo vil, a quien la luz enoja,
tiro traidor le asesta,
y de su boca inmunda
la saliva mortífera le arroja.
La luciérnaga dijo moribunda:
¿Qué te hice yo para que así atentaras
a mi vida inocente?
Y el monstruo respondió: Bicho imprudente,
siempre las distinciones valen caras:
no te escupiera yo, si no brillaras.
Una pena no querer brillar, apagar nuestro destello , ese que nos hace distintos, diferentes, originales, que nos enriquece a los demás.
Apagar nuestro destello porque creemos que de este modo encajaremos mejor en la sociedad es el peor error que podemos cometer.
En el mundo de la empresa nos encontramos muy a menudo con compañeros y con jefes que son felices fomentando el Síndrome de Solomon: sapos disfrazados que disimuladamente van escupiendo a todas las luciérnagas que molestan con su brillo.
Detrás de todas estas conductas se esconde una vieja conocida: la envidia.
No te cortes ni un pelo. Sé tú. Recuerda el triste y grotesco cuento del padre, el hijo, y el burro.
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LA BARULLA:HACE UN AÑO.
LA BARULLA:HACE UN AÑO.
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