Amamos lo que hemos perdido.Siempre la misma historia.
A veces parece la vida como esa cola que esperas a qué te llamen para entrar en una oposición. Y cantan los nombres de los candidatos. Hasta entonces has estado desayunando con tu gente, has ido a la fila, te presentas a unos y a otros, charlas...
Van nombrando de una lista extensa a unos y a otros..."¡adiós, buena suerte!", te desea asustado uno de los candidatos a superar la prueba. Y sigues allí, un poco perplejo, pues cada vez quedamos menos y el que sale a leer los nombres , pronunciados de un modo impersonal, anónimo, ni siquiera hace un gesto de esperanza de que pronto serás tú el que entre.
Y , poco a poco, esa hilera kilométrica ahora apenas es una sarta de varios pringaos que , hartos de esperar, sumidos en la incertidumbre , hablamos de todo y de nada.
Ya sólo quedo yo.
- ¿Cómo se llama usted?- pregunta de un modo desangelado, sin mirar a los ojos.
- Jesús Mendive.
- ¡Aquí no hay ningún Jesús Mendive!.
- Pues...en la lista de aquella pared está mi nombre.
- Ya, pero en ésta, y es la que vale, no está- me dice levantando un listado enorme de hojas repletas de nombres y apellidos.
- ¿Y qué hago?
- Usted sabrá.
Nada dura para siempre , excepto los recuerdos que guarda el corazón. Allá dentro quedaron unas cuantas historias que caminamos juntas hasta un cruce de caminos.
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AQUÍ:LABARULLA: EL URÓLOGO DESCONCERTADO
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