La vida en ocasiones junta personas que se parecen como un huevo a una castaña. Y, entonces, se obra un pequeño milagro.
Fue en Lérida.
Él se llamaba Andreu. Era numerario del Opus Dei. Ella se llamaba Nuria, y era lo más lejano a "la opus" que se pueda imaginar,
Él era un hombre bueno, sensible, discreto, interior. Ella era excesiva, exorbitante , desmedida.
A Andreu le diagnosticaron un cáncer y lucho contra él con todas sus fuerzas. Tenía la vida casi sin estrenar, con los bolsillos de su americana llenos de versos y oraciones.
Los últimos meses de su vida Andreu los pasó convaleciente en su casa , en Vallcalent, rodeado de gente que le quería.
Un día me llamó Nuria. Quería ir a visitar a a Andreu con una tarta que le había preparado con no sé qué excusa. Mientras íbamos allí me contó que había ido a Lourdes a por agua de la fuente, y con esa agua había preparado la tarta.
- Dicen que hace milagros.
- ¿Pero tú crees en eso?
- No, pero porque soy muy descreída , pero si la Virgen hace milagros, Andreu se lo merece y ella lo hará.
No se me olvida la cara de esa mujer cuando abre la tarta y le insiste a Andreu que la pruebe. No estaba con ganas, pero Nuria era tremenda..."¡prueba, prueba, que te le ha he hecho yo con todo el cariño!".
Padaleó el trozo de dulce , y Nuria , con una mirada de niña esperando el regalo de su vida, le observaba expectante.
- ¿No sientes nada?- le preguntó.
- Bueno, que está muy buena.
- Ya...¿pero no te encuentras mejor?
- ¿En qué sentido?
- No sé, de salud...¿no notas nada?
- Pues no,la verdad.
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De regreso a casa, ya en la calle, lloraba desconsolada:
- No hubo milagro.
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