Veo un grupo de sordomudos saliendo de un tanatorio.
Impresiona, al menos a mi, y mucho, los gestos, los signos, los dibujos de las manos en el aire, toda una caligrafía del dolor que , al no poder expresar con la voz, se emite a través de un abecedario extraordinariamente rico en muecas, aspavientos, guiños...¡Dios, cómo les hablan los ojos!
Es un misterio maravilloso como hemos conseguido alcanzar a comunicarnos en la oscuridad, en el silencio. Es un lenguaje lleno de plasticidad y belleza . Capaz de crear la magia de la poesía y de envolver a las personas en un mundo onírico lleno de imágenes fantásticas.
Sirve para confesarse, para la filosofía, para discutir o hacer el amor.
Me conmueve esas expresiones llenas de fuerza simbólica... El alma que se escapa por sus dedos es para esta gente la vida misma.
Uno tiene la impresión de que se mueven en un mundo con menos capas que el nuestro. Sin secretos.
Creo que a Dios le tienen que agradar mucho la oración de los sordomudos.
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