martes, 10 de noviembre de 2015

EL ACTO DE ESCRIBIR.

A veces me pregunto "¿y ahora, qué escribo?".

Para mi escribir, escribir "en lo escondido",  es muy fácil. Escribo desde el silencio, y  eso me hace sentir bien. Pienso en el rostro de mi padre, en el  último beso que  le di en la frente, ya estaba muy lejos entonces. ¡Dios , qué paz!.

La vida es eso,un beso , " como un martillito de luz  golpeando en el bronce de lo real" (Bobin).

O veo la luz del atardecer en esta habitación, un ático desde donde se ve la ciudad como si fueses un pajarico, y trato de pintar por escrito esos naranjas que empapan las ventanas. Desde aquí se ven las personas cuando ya no son personas, son  gnomos  que  van y vienen, suben y bajan, van con sus problemas, sus asuntos, sus alas recogidas. Son pequeñitas sombras , indefensas. Tiemblan.

¿Rezo?: no. No se me olvida que Él ya lo hace por nosotros.

Yo , chitón, que en boca cerrada no entran moscas...o salen.


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PISTA NUEVO BLOG...LLEVA POR TÍTULO "NI  PAZ, NI..."
LA BARULLA

5 comentarios:

  1. Joder, Suso, últimamente llevas unos secreteos que no hay quien te siga...

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  2. Me desfaso en la otra bloga...

    Un abrazote

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  3. BARRIENDO LA PORQUERÍA.

    Parir en un establo es sucio.
    Ni hay asepsia, ni epidural, ni ATS, ni matrona ni cartilla de la Seguridad Social.

    Sólo hay un buey y una mula.

    Y huele que apesta, la porquería se acumulada.
    ...

    Las Sagradas Escrituras nos hablan de un grupo de pastores, de una estrella y de tres Reyes que vinieron a adorar al Niño.

    Pero no nombran a la pastora que barría la porquería acumulada.

    Mi abuelo, que en paz descanse, me lo contó con detalle.

    Me dijo que en el Portal de Belén había una señora que estaba barriendo con cuidado.

    Se dedicó toda la noche a barrer.
    No quería que hubiesen restos de paja, caquitas de burro, polvo ni suciedad.

    Como aquello era un establo y se empeñó en no levantar polvo, el trabajo fue arduo.

    Tuvo que recoger parte de la porquería con las manos.

    Se le ensuciaron varias veces, así que fue a por baldes de agua al pozo más cercano.

    Anduvo toda la noche del portal al pozo, del pozo al portal, de la paja a las piedras y de las piedras a la paja.

    Al final la cosa quedó medio decente. Y se sentó un rato a descansar, coincidiendo con la salida del sol.

    Miró al Niño un rato, echó unos rezos, se levantó y siguió limpiando.

    ...

    Era una curranta que hizo unos de los trabajos más difíciles que pensar se pueda.

    Limpiar sin levantar polvo.
    Sacar agua del pozo.
    Humedecer el suelo, sin que se formaran charcos, para que el polvo no molestara ni a la parturienta ni al Niño.

    No busquéis esta historia en ningún libro.
    Mi abuelo me la contó, y a su vez a él se la contó su abuelo.

    Vosotros no haríais mal contándosela a los vuestros.

    Yo lo pienso hacer esta noche con mis hijas.

    A ver si tengo suerte y la entienden.

    ...

    Entienden que el Niño vino para hacernos currar, para limpiar nuestras débiles, mal construídas, sucias y desordenadas almas.

    Y tal vez, al día siguiente cojamos una escoba y empecemos de una puñetera vez a barrer la porquería.

    Ya que nos hace falta.
    Mucha falta.

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  4. http://labarulla.blogspot.com.es/

    ¡Cazado!

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