martes, 1 de diciembre de 2015

LA MESA CAMILLA.

Dijo Pascal que  todo  lo malo  que le  había  ocurrido  en la vida   se  debía  a  haber  salido  de  su habitación.

No soy Pascal, pero  con frecuencia  he pensado  que  somos  niños  perdidos regresando a casa, viviendo en el desvarío.

Bien  mirado, todos  los problemas que uno arrastra  a  lo  largo de estos  58   años  que voy a  cumplir derivan de  haber  abandonado  la  falda de la mesa camilla que había en casa de  mis  padres ,  y que yo usaba como tienda de campaña.

El  mantel de aquella  mesa  era de color  naranja , y al atardecer  , allá dentro, todo  se coloreaba de una calidez  esponjosa  melón . Allí pasaba horas encerrado  imaginando  aventuras imposibles.

De  vez en  cuando  regreso a esa mesa  camilla. No conozco a nadie  que sacudido  por  la  rutina y el estrés no piense en su particular cabaña , y desee largarse lejos  de  todo  a retirarse allá.

Es allí, en nuestra cueva de la infancia, en la tienda de campaña  de  indios que hicimos   ,o la de leñador, o la  que  construimos en  lo  alto de un árbol , la de la isla  perdida...allí  quisiera  volver.

Porque   debajo del faldón de mi mesa camilla era  indio, vaquero,pirata, leñador, pescador  en el polo.

Repaso mi biografía  y recuerdo haber vivido en decenas de casas: grandes como colegios mayores,lujosas  como Castelldaura, mágicas como El Llendón...residí en los mejores  barrios de  Barcelona,Lérida, Tarragona  y Valladolid.

He   dormido en hoteles  de ensueño, algunos  muy  lujosos,pero ninguno de esos lugares, absolutamente ninguno, se parece a esa mesa camilla, al  faldón donde me cobijaba  y era  el rey del mundo.

La seguridad que sentía se  perdió junto a mi  inocencia.

Un día crecí y ya no cupe bajo esa mesa.  Dejé de jugar  y quedé  desvalido, a  la intemperie, al  viento  imperio,  lejos del mundo de mis sueños, de todas esas  aventuras  tan divertidas que pergeñaba.

Pero hoy, cincuenta y   ocho años después,sé  como regresar a esa mesa camilla,levantar el faldón   e  introducirme dentro, y hacerme  imbatible  dentro de ella frente a  cualquier  adversidad que  puede suceder.

Esa es  la  razón de  que  no  tenga miedo a  nada, ni a nadie.

3 comentarios:

  1. Hoy he leído una cosa de Unamuno (https://es.wikisource.org/wiki/%C2%A1Adentro!):
    En vez de decir, pues, ¡adelante! o ¡arriba!, di: ¡adentro! Reconcéntrate para irradiar; deja llenarte para que rebases luego, conservando el manantial. Recógete en ti mismo para mejor darte a los demás todo entero e indiviso. –Doy cuanto tengo – dice el generoso; - doy cuanto valgo – dice el abnegado; - doy cuanto soy – dice el héroe; - me doy a mí mismo – dice el santo; y di tú con él, al darte: - Doy conmigo el universo entero -. Para ello tienes que hacerte universo, buscándolo dentro de ti. ¡Adentro!

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  2. Que' bueno! Me identifico totalmente con lo que escribes en esta entrada.

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