miércoles, 20 de abril de 2016

PRIMAVERA.

En esta época el paisaje que se extiende entre Valladolid  , Zamora, y León es muy llano y, de color, una transición de verdes muy intensos. En el horizonte flota al amanecer una pincelada de niebla tenue.

Sobre la dilatada horizontalidad a  la que te asomas al descender de Urueña a Benavente  las nubes sombrean los sembrados, y esa geometría que saben dibujar los campesinos, que es encantadora.

El amarillo de los campos de colza tiene una  densidad maravillosa, extraordinaria, que agavilla con una gracia singular la tristeza de estas tierras. Es de una belleza fascinante este contraste.

Este país está admirablemente trabajado.

Ayer, en Castronuño.





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EL BARULLO: NO PIDO MUCHO

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