viernes, 29 de abril de 2016

OCEÁNICO

Los meses en  Tamahu enseñaron que  la vida tiene un curso natural. Esfuérzate en conocerlo, respétalo, no lo fuerces. Convéncete: hay una Providencia , un cuidado amoroso por el que Dios nos cuida a todos. Y es así porque Dios te quiere. A ti también, cuando te creó, vio que tú también eras bueno.

Es muy importante que descubras esta verdad: que Dios te quiere. Nada es igual si alcanzas a  sentir ese amor.

¿Cómo llegar a esa maravillosa experiencia?: lee y medita una y otra vez las parábolas de la Misericordia de  Dios. Son de una belleza conmovedora. Es imposible que ese misterio no sea cierto.

¿Cómo sabrás que algo dentro de ti está madurando?: sentirás un progresivo amor a la Naturaleza. Buscarás con frecuencia  su entorno :el sonido del viento a través de los árboles, el murmullo  de los pájaros, el arrullo de una corriente de agua, las nubes   de algodón    del día, o contemplar las estrellas  de la noche. Allí te perderás ( ¡te encontrarás!) . 

Esos lugares  son el mejor paisaje  y compañía para que tu  alma, despegada de estímulos y distracciones  y ruidos, en el silencio clamoroso de la naturaleza y en lo más  hondo de nuestro corazón, pueda experimentar en lo Secreto eso que Dios ve en tu corazón.



En Dios nos movemos, existimos, y somos....Un pez vive en el agua y no sabe  que  esta  moja. No es cuestión de esfuerzo o voluntad. No depende de ti.

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CANSADOS Y AGOBIADOS.

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