domingo, 24 de abril de 2016

ALIVIAR AL IDIOTA.

Caigo en la cuenta de la cantidad de veces que hice  dios a un hombre, y luego no le perdoné que no lo fuese. En realidad  eso significa que tenemos una sed de pureza que los demás no pueden darnos. Nadie puede saciarla.

De mi también alguien hizo un dios, y el resultado de esa idolatría fue bien patético. No me lo han perdonado. Hace bien poco caí con todo el equipo , y ahora soy un pobre hombre , el payaso al que le dan todas las bofetadas.

Sin embargo, si crees en Dios, serás indulgente con los demás, y perdonarás a tu prójimo, porque sabes que es como tú. 

Quiero ser ateo de dioses como yo, o como tú, cuando te adoran, o te adornas de atributos divinos, que no posees. Mira a los líderes del mundo, que no dudan en  dejarse incensar, y no son más que caricaturas que no representan nada: que abusan de su autoridad, o que carecen  totalmente de ella.

Cuando me han tratado como a un dios , y caí en la vanidad de creérmelo, olvidé que Dios no necesita nasa. Es más pobre que el más pobre de los hombres, porque asumió toda la angustia, toda la soledad, toda la miseria. Tanto que renegó del mundo..."yo no soy del mundo, el mundo no me conoce" .  Y yo, ¡imbécil!, pavoneándome , mirando de izquierda a derecha, buscando ese reconocimiento.

La vanidad consiste en pavonearnos , en una forma u otra, por tal o cual razón, ante nuestros semejantes sin haberles pedido permiso previamente.

Merezco más compasión por mis imbecilidades y estupideces , porque eso sí que me afecta. Consolar al malvado es una forma suprema de amor, pero mucho más es aliviar al idiota de sus idioteces, esas que su mala cabeza le han llevado a la ruina, al ridículo, al fracaso total.

Por  cierto, y cambiando de tema, para  las langostas  que estaban en la pecera  del Titanic  lo que sucedió  sí que fue un milagro.
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PÁGINAS AMARILLAS

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